Antonio López Alonso

Obra creativa de Antonio López Alonso, editada por Ediciones Irreverentes, Edaf, La Universidad de Alcalá y otras. Premio de relatos "Antonio López Alonso".

15.2.07

Antonio López Alonso en la web de Ediciones Irreverentes


El lector de la obra de Antonio López Alonso puede descargarse las primeras páginas del libro A Miguel Hernández lo mataron lentamente en la web de Ediciones Irreverentes, en http://www.edicionesirreverentes.com
En la portada de la web de Ediciones Irreverentes se ofrece la posibilidad de descargar cinco inicios de libros en PDF y uno de los escogidos es el estudio sobre la muerte de Miguel Hernández.
Asimismo, en la portada de la web hay un enlace a una entrevista con Antonio López Alonso, que figura junto a las entrevistas de otros prestigiosos autores como Francisco Nieva, Mario Benedetti, Francisco Umbral o Antonio Gómez Rufo.

Sale a la luz la 2ª edición de "Soledad de Otoño, infancia de silencio"

Si bien el libro está distribuido a nivel nacional, ha despertado especial interés en toda Castilla León. He aquí una relación de librerías castellano leonesas en las que el libro puede encontrarse en la actualidad.

-Salamanca:
Librería Cervantes
Librería Idria
Librería Miguel Delibes


-Zamora:
Librería Zambrina
Librería Semuret
Librería Miguel Núñez
Librería Didot
Librería Milhojas


-Segovia:
Librería Punto y Línea


-Valladolid:
Arbol de las letras
Oletum
Montenegro
Biblitoeca de Castilla y León
Librería Eva
Alcarabán (Urueña)


-Burgos:
Libresía Siena
Hijos de Santiago Rodríguez
Mainel
Librería Cervantes (Miranda de Ebro)


-León:
Siena
Ave María

-Palencia:
Librería J.M.
Saiselgi
Librería del Burgo

El libro puede encontrarse además en las grandes cadenas como El Corte Inglés, FNAC, Casa del Libro o Crisol. Si el lector interesado en la obra de Antonio López Alonso no encontrara el libro en su librería habitual, con sólo pedirlo, el distribuidor castellano leonés, Andrés García Libros, se lo servirá rápidamente a la librería.

Luis Alberto de Cuenca sobre la "Antología del relato español"


Ediciones Irreverentes ha reunido en un volumen a un equipo de gala de narradores breves que escriben en castellano. Faltará alguno, cómo no, de los auténticamente grandes, pero los que están, todos ellos, son cuentistas excepcionales. El lector podrá encontrar en esta Antología del relato español desde extraordinarias narraciones tétricas, como las de Antonio López del Moral, Fernando Marías, Miguel Ángel de Rus, Fernando Savater y Andrés Trapiello, hasta un divertido relato iniciático de Fernando Sánchez Dragó; desde los duros veranos descritos de forma tan breve como magnífica por los académicos Luis Mateo Díez y Francisco Nieva, hasta los ambientes cultos, de conflicto y un punto transgresores pintados por José Luis Alonso de Santos y Luis Antonio de Villena; desde el cosmopolitismo descreído de José Enrique Canabal hasta la búsqueda en lo propio, en lo íntimo, en la calle, en la historia cotidiana, de Antonio Gómez Rufo, Juan Manuel González, Paula Izquierdo y Antonio López Alonso; desde la espléndida narración histórica de Joaquín Leguina hasta el relato cogido al vuelo de la actualidad de Lourdes Ortiz.
Más información Ediciones Irreverentes

Primeras páginas de "Soledad de otoño, infancia de silencio"



ERASE UNA VEZ

Vivo en la ladera de una montaña. Los robles salpican el suelo juntándose, y sus raíces forman un enrejado bajo él de cientos de brazos y manos abrazándose.
Cuando acude el viento, sus ramas se rozan y de sus caricias se expresan las confidencias más secretas que jamás haya podido escuchar el bosque desde la premiosidad de los tiempos y del eterno silencio de las ocultas voces.
Una choza de piedra y de madera me protege de la lluvia, de la nieve, llenándomela de olores cuando el fulgor de la primavera alcanza se máximo criterio volcánico en erupción.
Pero sobre todo me protege de ese viento frío del invierno; ese viento rastrojero que se levanta en la sierra y rueda como una rueca montaña abajo, buscando el final de la cuesta, de la pendiente.
Unos cuantos álamos de juventud perenne, sombrean, –cuando la pujanza del sol tiene su máximo poderío- de estrellas el verde esmeralda del suelo del prado.
Un caño, en su norte, enriquece de agua este pequeño espacio terrenal de mi última vida, donde los sueños, sueños son y el dolor es más sentido.
Cansado de un mundo inhóspito donde se hablan miles de lenguas que se expresan como mensajes diferentes, donde cada uno habla y araña del que a su lado está; convencido de que existe una única VERDAD y por lo demás me cuesta tolerarlo por el rasgo insoportable con el que lo reconozco, aunque he peleado a lo largo de mi vida para acariciar mi entorno, susurrarlo, creer ciegamente en él, lo siento, no he podido y por eso estoy aquí.
Por eso, exhausto de esta tierra, cosmos, universo, me he retirado gozoso a este rincón, donde nadie desea urgentemente de mí, pero, donde dispuesto estoy para ser interrogado cuantas veces sea necesario.
Nala, mi perra, tan vieja como yo, no ha querido abandonarme; muy al contrario, la tengo tan adherida a mis pies, que me resultaría un imposible no tactar su piel en todo momento. Algo de cansancio también habita en ella. Le pasa lo que a mí: es fatiga de la vivida existencia la que apura y arremete y empuja a esta soledad. Ella así lo ha entendido. Por eso permanece en este destierro junto a mí. El puro convencimiento sin posibilidad a la duda, sin fisuras por donde puedan penetrar los miedos que me han perseguido desde que nací, me ha colocado donde estoy.
Es mejor así.
Ha sido, pues, insisto, una decisión, única, exclusiva, soberana. Puedo seguir trotando por el mundo, pero este trozo de tierra es mi permanente residencia aún no contaminada.
Quizás esta decisión pueda interpretarse como una idea de contenido psicótico, delirante, paranoica incluso. Pero no; sé muy bien lo que hago. Cansado de vivir estaba.
Me incorporé; incorporado estoy a este rincón del alma donde el tratado de voces y penalidades, aún no me alcanza.
A veces uno se destierra al sitio donde, en el alma, o con el alma, ha permanecido desde que nació. Pero, en realidad está en otra parte, en la consciente e inconscientemente deseada, en ese silencioso temblor de la tierra apartada, de la tierra que siempre fue así: un registro de la propiedad sin nombre, sin palabras.
La luna grita un puro clamor transparente de ecos sin color paridos en todas las noches: es propiedad suya ser engendrada, fecundada a cada momento por el alarido que le viene por todos los vacíos existentes. Y escondidos en cualquier lugar, la noche, el día, trae a este lugar multitud de sonidos de procedencia ignota que quedan fosilizados en mí, en el más puro silencio, en el ritmo constante e inacabado de lo que no se oye nunca, pero mentira es, porque minúsculas erupciones volcánicas me alcanzan aunque se resumen en mí como sugerencias de una suavidad prioritaria.
Me parece que acerté; que he acertado. A veces llego a considerar si todo esto es un sueño; pero no me lo creo. O quizás un producto de la imaginación donde ficción y realidad resultan imposibles de separar. En cualquier caso, uno a veces se siente tan trasladado, tan fuera de sí, que lo que más pueden son los recuerdos, y en estos resulta muy difícil asegurar que su contenido es exclusividad de algo que ha sido vivido. Sería un error interpretarlos así porque su tendencia al engaño se hace a veces insoportable.
Vivo, pues, en una choza aislada del mundo, reclamado tan solo por mí, mesurando mi blanca barba de senectud con los dedos uncidos de arrugas que propone el tiempo.
Debo confesar, en un profundo gesto de interiorización personal, que la gente de este cosmos no ha digerido mi rareza todavía. No esperaba otra cosa. También la soledad, el aislamiento provocado intencionadamente es atacado. Me lo esperaba, como la cigarra arde en deseos de habitar la espiga del trigo cuando la época alcanza.
Es mi última historia; muy probablemente. Y los personajes que por ella desfilan son poco comunes, simulando un perfil, silueta indefinida de lo que somos: seres insaciables, voraces, que pretenden, -desde su lado más oculto- despojarse de las miserias de alguna manera.
HABÍA UNA VEZ UN VIEJO QUE VIVÍA EN UNA CHOZA EN LA LADERA DE UN MONTE…


EL TARTAMUDO

Moisés era tartamudo desde que nació.
Creció como todos los niños de su pueblo, pero en la escuela se entristecía siempre que el maestro le sacaba al encerado y le preguntaba cosas que venían en los libros: los ríos, las montañas, el pronombre y como se juega con los números.
Pero a Moisés la tristeza se le huía de la cabeza en cuanto se sentaba en su pupitre.
Había aprendido de la naturaleza, que el murmullo del río era entrecortado, que la lluvia hablaba cuando le venía en gana, y que el viento tenía un lenguaje intermitente.
Conforme se fue haciendo mayor, fue aprendiendo que en la vida nadie es perfecto: a unos les faltaba una mano, otros caminaban saludando, los ciegos nada veían, los árboles mueren en otoño e incluso la inteligencia, la esperanza y la bondad se proclamaban de muy distintas formas en el alma de los hombres.
El propio amor de sus padres, hermanos y amigos era bien distinto.
Nada en este mundo tenía el privilegio de la equidad.
Por eso, Moisés, no se desesperó nunca porque las palabras que salían de su boca tuvieran el estigma de la torpidez.
Él era así y como se aceptaba, en cierto modo la felicidad se amasaba en él.
- "Lo importante es seguir caminando… ca… mi… nos". Se decía para sí una y otra vez.
Y se hizo mayor.
Y su deseo de saber, no se aquietó. Muy al contrario: expresó a sus padres la necesidad de incorporarse a la Universidad.
- Si tu quieres, vete; le dijeron.
- Quiero ser abogado para defender a los culpables inocentes.
Un silencio brotó en el espacio virtual en el que se teje el amor entre padres e hijos y que se refleja en la mirada compartida del consentimiento.
- Haz lo que te haga feliz.
En el pueblo la gente se preguntó como un muchacho que apenas si podía sacar las palabras, elegía la voz bien expresada para caminar por la vida.
Cundió la perplejidad.
Guiado por su afán de superación, -ya en las aulas-, se presentó a delegado de curso, de Facultad, al Consejo de Estudiantes, percatándose en profundidad por primera vez en su vida del valor de la palabra, y que, con frecuencia, más importante de lo que se dice es la forma de decirlo: vocalización, dicción, morfología, ritmo, intensidad.
Tenía, -pensó-, todas las de perder en el MUNDO DE LAS APARIENCIAS.
Intentó expresarse con frases cortas cuyo contenido fuera bien entendido: "probablemente no sea cierto"; "quizás sea mejor esperar"; "debemos de buscar la verdad".
Pero nunca fue elegido ni delegado de Curso, ni de Facultad, ni del Consejo de Estudiantes.
No le importó. Terminó su carrera. Y cuando se licenció se dió cuenta cada vea con más convencimiento que la gente que hablaba mucho se equivocaba con frecuencia y que el diálogo comedido era un acontecimiento extraño.
Empezó a trabajar con abogados que manejaban la palabra con astucia, picardía y exigencia. Pero en sus corazones predominaba las ansias de poder, de acumular dinero, el rito, la apariencia, todo aquello que escapa a la VERDAD.
Quizás en esto tuvo mala suerte: de todo hay en la vida.
Y regresó.
Retornó al pueblo que le vio nacer.
Y meditó acerca de la existencia, de la relatividad de la palabra, de la autenticidad del silencio y de la estética del viento, del eco de las cosas que le rodeaban con murmullos apenas escuchados y que le daban a su alma más quietud que todas las voces juntas de los hombres.
Y se quedó para siempre en el único sitio.

Antonio López Alonso en la "Antología del relato español", noticia de La Opinión de Zamora


entrevista a Antonio López Alonso en la Agencia ICAL sobre su libro "Soledad de otoño, infancia de silencio"


Reportaje a doble página en Cambio 16 sobre el libro de Antonio López Alonso "A Miguel Hernández lo mataron lentamente", página 1


Reportaja a doble página en Cambio 16 sobre el Libro de Antonio López Alonso "A Miguel Hernández lo mataron lentamente", página 2


Antonio López Alonso en RNE


Antonio López Alonso ha sido entrevistado por el periodista Javier Domingo, para Radio Nacional de España, con motivo de la presentación de sus últimos libros. En la fotografía, en el estudio de RNE en la Casa de América.

Se presentó en la Casa de Zamora de Madrid, "Soledad de otoño, infancia de silencio" de Antonio López Alonso


Se ha presentado en la Casa de Zamora en Madrid, (c.Tres Cruces, 12) la obra ganadora del Primer Premio Internacional Vivendia de Relato, Soledad de Otoño, infancia de silencio del castellano Antonio López Alonso.
La Casa de Zamora estuvo repleta de amigos y admiradores dfe la obra literaria de Antonio López Alonso, quien, por motivos de salud, tuvo que particiapr en el acto con una mascarilla. A pesar de todol el autor zamorano no quiso perderse el contacto con sus amigos y lectores.
Obra intimista, de un gran contenido poético, refleja la dureza de la vida en tierras de Castilla, sus males atávicos, sus enfermedades del cuerpo y del alma, y lo hace con rigor, pero con un lirismo que lo humaniza. Dice las cosas con sencillez y pone las situaciones delante del lector sin demasiados artificios, sin engaños ni concesiones al sentimentalismo, son retratos de momentos instantáneos cercanos a la poesía y reflejan una técnica literaria depurada.
Antonio López Alonso logra en estas 40 historias intimistas, ambientadas en Castilla-León, convertir Castilla en un lugar imaginario, con una imaginería propia.
"Soledad de otoño, infancia de silencio" resultó ganadora del Premio Internacional Vievndia de relato encompetición con 110 obras de 17 países.
Más información: Ediciones Irreverentes http://www.edicionesirreverentes.com

Ediciones Irreverentes publica Soledad de Otoño, infancia de silencio


Obra intimista, de un gran contenido poético, refleja la dureza de la vida en tierras
de Castilla, sus males atávicos, sus enfermedades del cuerpo y del alma, y lo hace con
rigor, pero con un lirismo que lo humaniza. Dice las cosas con sencillez y pone las
situaciones delante del lector sin demasiados artificios, sin engaños ni concesiones al
sentimentalismo, son retratos de momentos instantáneos cercanos a la poesía y reflejan una técnica literaria depurada.
Antonio López Alonso afirmó al recibir el Premio Internacional Vivendia de Relatos
que "Imposible es transformar la realidad en sueños, pero yo he partido de hechos reales y los he convertido en sueños. Son 40 historias intimistas, ambientadas en Castilla-León, que parten de hechos cotidianos y que he pretendido trascender, convertir Castilla en un lugar imaginario, con una imaginería propia". El Jurado del Premio Internacional Vivendia de Relato afirmó que López Alonso es uno de los autores vivos más importantes de la literatura española.

Antonio López Alonso ha tenido recientemente un gran éxito con su novela sobre la clonación "Ecos de un Dios lejano" por la que se le ha comparado reiteradamente con el Premio Nobel de Literatura Kazuo Ishiguro y con el gran escritor francés Michel Houellebecq, convirtiéndose en el gran referente español en el tema de la clonación. Anteriormente ha publicado "A Miguel Hernández lo mataron lentamente", un valioso estudio, imprescindible desde ahora para conocer los últimos meses de vida del poeta. Además, es autor de obras como la novela "Tierra de sombras y de luna" finalista y Mención Especial del Jurado del primer Premio Nacional de Novela Ducado de Loeches.
Ha publicado además en Ediciones Irreverentes el excepcional estudio "Carlos II, El Hechizado", la novela "La noche en que el pueblo me quiso matar", y recientemente "Enanos en el Quijote y en el arte". Entre sus éxitos destacan "La angustia de García Lorca" y "Santa Teresa de Jesús, enferma o santa".
Más información Ediciones Irreverentes: http://www.edicionesirreverentes.com

Antonio López Alonso ganador del Primer Premio Internacional Vivendia de relato


El jueves, 15 de noviembre, se ha dado a conoce en el Teatro Buero Vallejo de Guadalajara, el fallo del jurado del I Premio Internacional Vivendia de Relato.
El ganador ha sido el escritor Antonio López Alonso (Trefacio, Zamora 1946). Por su obra "Soledad de Otoño, infancia de silencio".
El primer accésit ha sido para el escritor y periodista de TVE Antonio López del Moral (Madrid 1965), por su obra "En el espejo".
El segundo accésit ha sido para el escritor mexicano Herminio Martínez (Guanajuato, México, 1949) por su obra "Tan oscura noche de tormenta".
Han sido finalistas Santiago Gª Tirado, (Linares, 1967) por Breviario de cafetería" y Carlos Antognazzi, (Santa Fé, Argentina, 1963). Por "Triplex"

Se han recibido 110 libros de relatos de 17 países. 64 libros provienen de España y 46 de los siguientes países: Argentina, Venezuela, Alemania, Uruguay, Perú, México, Cuba, El Salvador, Estados Unidos, Francia, Holanda, Inglaterra, Canadá, República Dominicana, Suiza y Costa Rica.
Ha entregado los premios el alcalde de Guadalajara, Jesús Alique.

Ganador: Soledad de otoño infancia de silencio, autor Antonio López Alonso

Obra intimista, de un gran contenido poético, refleja la dureza de la vida en tierras de Castilla, sus males atávicos, sus enfermedades del cuerpo y del alma, y lo hace con rigor, pero con un lirismo que lo humaniza. Dice las cosas con sencillez y pone las situaciones delante del lector sin demasiados artificios, sin engaños ni concesiones al sentimentalismo, son retratos de momentos instantáneos cercanos a la poesía y reflejan una técnica literaria depurada.

Antonio López Alonso (Zamora) es Catedrático de Medicina de la Universidad de Alcalá de Henares y escritor. Ha publicado obras como "Ecos de un Dios lejano",
"A Miguel Hernández lo mataron lentamente", la novela "Tierra de sombras y de luna", finalista y Mención Especial del Jurado del primer Premio Nacional de Novela Ducado de Loeches. Ha publicado además el estudio "Carlos II, El Hechizado", la novela "La noche en que el pueblo me quiso matar", y "Enanos en el Quijote y en el arte". Entre sus éxitos destacan "La angustia de García Lorca" y "Santa Teresa de Jesús, enferma o santa".

Ecos de un Dios lejano en Anales de la Cirugía



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